Loading...

EL BOOM HISPANOAMERICANO


EL BOOM HISPANOAMERICANO

El término “boom” hace referencia al éxito editorial que logró la narrativa hispanoamericana (en especial la novela) en el ámbito literario continental y mundial. Los autores adquirieron fama universal y dos de ellos fueron laureados con el Premio Nobel de Literatura: Miguel Ángel Asturias (en 1967) y Gabriel García Márquez (en 1982). Muchísimas obras de estos destacados autores han sido traducidas a las más importantes lenguas actuales.
Antes del boom, la literatura hispanoamericana había ofrecido un importante despliegue de obras de gran calidad en la poesía a través del modernismo.
En el ámbito narrativo será con el boom que la literatura hispanoamericana llegue a un “periodo de oro”. Las obras destacan por una notable calidad artística de la narrativa, tanto en contenidos temáticos cuanto en técnica narrativa.
Oviedo manifiesta: “El «boom» fue, en primer lugar, una notable conjunción de grandes novelas a mediados de la década del sesenta y una revaloración de otras, no menos importantes, que habían sido soslayadas o leídas en distinto contexto. El boom funcionó como un imán que concentró la atención sobre un puñado de nuevos autores y sobre sus inmediatos maestros, creando así un diseño o mapa que redefinió nuestra literatura, especialmente la novela” (1)
Oviedo señala que fueron tres los aspectos que provocaron la rápida difusión del boom (2):

 1) Aparición y redescubrimiento de ciertos autores contemporáneos.
2) Surgimiento de una nueva y más amplia capa de lectores que suscitó un auge editorial adentro y fuera del continente.
3) Expectativa histórica despertada por la naciente Revolución Cubana .

Agrega Oviedo: “El boom ya no existe como tal […] pero los autores que lo configuraron ocupan todavía, con obras muy sólidas, el primer plano de la escena literaria, lo que era algo que pocos esperaban y que confirma que el fenómeno no fue tan pasajero” (3).
Mario Vargas Llosa dice respecto del boom. “Lo que se llama boom y que nadie sabe exactamente qué es -yo particularmente no lo sé- es un conjunto de escritores, tampoco se sabe exactamente quiénes, pues cada uno tiene su propia lista, que adquirieron más o menos simultánea en el tiempo, cierta difusión, cierto reconocimiento por parte del público y de la crítica. Esto puede llamarse, tal vez, un accidente histórico. Ahora bien, no se trató en ningún momento, de un movimiento literario vinculado por un ideario estético, político y moral” (4). Vargas Llosa ve el fenómeno del boom como un ”accidente histórico” y deja en un segundo plano el aspecto social y económico.
Por otro lado, Julio Cortázar argumenta que el boom fue un producto de las empresas editoriales y que lógicamente colaboró la aparición de un nuevo público lector y de su búsqueda de identidad: “¿Qué es el boom sino la más extraordinaria toma de conciencia por parte del pueblo latinoamericano de una parte de su propia identidad? ¿Qué es esa toma de conciencia sino una importantísima parte de la desalienación?  […] Aparece, entonces, en estos últimos quince años, el hecho incontrovertible, innegable, de lo que se conoce como boom (es lamentable que para definirlo se hayan servido de una palabra inglesa). En el fondo, todos los que por resentimiento literario (que son muchos) o por una visión con anteojeras de la política de izquierda, califican el boom de maniobra editorial, olvidan que el boom (ya me estoy empezando a cansar de repetirlo) no lo hicieron los editores sino los lectores y, ¿quiénes son los lectores, sino el pueblo de América Latina? Desgraciadamente no todo el pueblo, pero no caigamos en las utopías fáciles. Lo que importa es que haya sectores que se hayan dilatado vertiginosamente y que hayan obrado el milagro increíble por el cual un escritor de talento de América Latina, que en los años 30 hubiera difundido con tremenda dificultad una edición de 2000 ejemplares (los primeros libros de Borges se vendieron a 500 ejemplares) de golpe se convierte en autor popular con novelas como Cien años de soledad o La casa verde o cualesquiera de las novelas que estamos leyendo y que ya se están traduciendo al mundo entero” (5).
Por su parte, Ángel Rama manifiesta que la difusión masiva del boom se debe al “avance de los medios de comunicación que no sólo se tipificó en los magazines sino marcadamente en el desarrollo de la televisión, los medios gráficos de la publicidad, el nuevo cine, también deben verse en relación a esas fuerzas transformadoras que generan su nuevo público y entre ellas es obligatorio reconocer la incidencia del aumento demográfico, del desarrollo urbano gracias a la evolución del terciario, del notorio progreso de la educación primaria y secundaria y, sobretodo, de la industrialización de la posguerra que enquistó en América plazas evolucionadas que reclamaban equipos más dotados que antes…” (6).
 

  1. OVIEDO, José Miguel. Historia de la literatura hispanoamericana. Tomo 4. De Borges al presente. Edit. Alianza, Madrid, 2001. Pág. 300.
  2. El autor agrega que el boom no fue un movimiento generacional, ni un movimiento estético, tampoco un fenómeno comercial. Para Oviedo, el boom se tratóde una explosiva riqueza creadora que fue oportunamente apoyada por grandes editoriales de España (como Seix Barral), Argentina, México y otros países y respaldada por la acogida de una verdadera masa de lectores que supieron reconocerse en las ficciones, mitos y fábulas que les permitían acceder a un trasfondo común de realidades e imágenes.
  3. OVIEDO, José Miguel. Ob. Cit. Pág. 301.
  4. Zona Franca, Caracas, 2a época, Año III, No. 14, agosto de 1972.
  5. Cita tomada del artículo de OVIEDO, José Miguel. Cortázar a cinco rounds en Marcha, Año XXXIV, NO 1634, Montevideo, 2/marzo/1973.
  6. Un mayor estudio en Más allá del boom: literatura y mercado. Varios autores. Folios Ediciones, Argentina, 1981.

Tu dirección 1a, 12345 Tu ciudad
+49 123456789